Las piezas pequeñas se galvanizan colocándolas en unas cestas metálicas perforadas, que se introducen dentro del baño de zinc a temperaturas de hasta 560ºC y a continuación se someten a una centrifugación para su escurrido final.
La temperatura, tiempo de inmersión y la velocidad y duración del centrifugado pueden ajustarse automáticamente y de forma individualizada para cada producto.